lunes, 15 de noviembre de 2010

Represa de Garabí: un error reiterado

En los últimos meses volvió a instalarse en la opinión pública la idea de construir una represa binacional entre Argentina y Brasil sobre el río Uruguay, la que tendría su cierre a la altura de la localidad correntina de Garabí pero cuyos efectos se remontarían aguas arriba hasta más allá de los departamentos misioneros de Apóstoles, Concepción y San Javier cuyos sectores costeros se verían radicalmente afectados.
En más de una ocasión previnimos sobre este proyecto en diferentes artículos y publicaciones y en definitiva sobre la propuesta de varios tecnócratas de convertir a Misiones y Corrientes a toda costa, en productoras de energía hidroeléctrica principalmente para abastecer las demandas de países vecinos.
No hace falta que recordemos la fuerte oposición que en su momento tuvo la represa de Urugua-í en la baja cuenca del arroyo del mismo nombre en el norte de Misiones y más tarde la de Yacyretá-Apipé que incluso anegó los bordes de la capital misionera y que sigue siendo materia de controversia.
Bien entrados los noventa, se instaló la idea de construir Corpus con dos variantes de cierre en Itacuá y en Pindo-í, ambas nefastas para el alto Paraná, tramo del río encajonado compartido con Paraguay, que iba a ser represado por completo si dicha obra se concretaba.
Así como Urugua-í generó una serie de medidas de compensación ambiental traducidas en estudios científicos y permitió la creación en la alta cuenca de un Parque Provincial de 84.000 ha conectado con el Parque Nacional Iguazú (el PP Urugua-í) y que se convirtió en la primera reserva compensatoria del país y por su parte Yacyretá implicó en lo ambiental la instalación de ascensores para peces, aportes para estaciones de recría de fauna en ambos países, un operativo rescate de fauna y la creación de reservas compensatorias en ambos países siendo las más famosas en Argentina, las establecidas en Corrientes en diversos núcleos dentro del Iberá, Rincón Santa María e Isla Apipé y la adquisición del Campo San Juan que debería ya haberse traspasado a Misiones para crear un Parque Provincial de casi 5.000 ha, faltando un gesto similar que permita la ampliación del Parque Provincial Teyú Cuaré, incluyendo el campo vecino de gran interés biogeográfico.
Al aparecer Corpus con todo esto la conciencia ambientalista misionera estaba mucho más madura y con muy buen criterio se exigió un plebiscito previo a la obra que se concretó en 1996 y que fue el primero en el país a nivel provincial por una cuestión ambiental y con una respuesta masiva de público que llamó la atención de la misma clase gobernante que lo convocaba.El resultado fue categórico pues se respondió que NO a Corpus y a cualquier otra represa en territorio misionero.
Por eso es más que sorprendente que haciendo caso omiso de toda esta historia, se vuelva a insistir en forma absolutamente irresponsable para acabar con el Distrito Uruguayense de la selva misionera, caracterizado por numerosos árboles únicos en la Argentina de ese sector y que inevitablemente desaparecerán o verán mermadas sus poblaciones principales.
Además esas selvas son un activo corredor biológico para numerosas especies de aves, mamíferos y anfibios de Misiones que se distribuye hacia territorio correntino, es decir hacia el sur, siguiendo esa vía.
También hay algunas rarezas como el carpinterito ocráceo o leonado (Picumnus nebulosus) (ver Los que se van, tomo 2) que es una especie amenazada de pájaro carpintero de muy pequeño tamaño y que en la Argentina solo vive en localidades como Garabí, Garruchos y Barra Concepción que serían totalmente afectadas por el obrador o la inundación de la presa, con lo cual podemos ya asegurar que esta especie es a Garabí, lo que el pato serrucho fue como especie emblemática en la lucha contra la represa de Urugua-í.
Además sabemos de varias especies que usan ese corredor activamente más que el del Paraná o cualquier otra vía para llegar hacia el sur y dispersarse en forma escasa en el centro y norte de Misiones. Tal es el caso de los bellos tangaráes o fruteros como el frutero azul o imperial (Stephanophorus diadematus) y la saíra castaña (Tangara preciosa), por nombrar algunos. Estas especies no se hallan en peligro de extinción pero se verán totalmente limitadas en su dispersión que hoy es un continuo y son muchísimas más las que podríamos citar.
Por lo tanto, el impacto ambiental será alto y el social también pues se anegará gran parte del histórico poblado de Azara que honra en su nombre al célebre naturalista español de destacada actuación en Paraguay y zona de influencia y buena parte del Ingenio Azucarero San Javier de tanta importancia para el desarrollo de esa comunidad, desconociéndose la afectación de otros sitios históricos o culturales y dejando allanado el camino para otra represa llamada Roncador que de construirse dejaría bajo agua los célebres saltos del Moconá, declarado Monumento Natural Nacional y protegidos por el Parque Provincial homónimo y la Reserva de Biosfera Yabotí.
El tan mentado Park Way del alto Uruguay que fue una ingeniosa propuesta ecoturística para recorrer un paisaje que, aunque modificado por el hombre, mantenía importantes rasgos naturales parece ahora haber quedado en segundo plano ante la decisión política de esta obra.
Por eso informarnos sobre ella, su característica, su impacto y conocer la jurisprudencia a favor de la no instalación de estas presas de llanura, que a priori parecen ser un brillante negocio generando energía limpia por no usar combustibles fósiles u otras sustancias, es un deber de todo ciudadano y conservacionista que se precie.
Por otra parte no se puede volver a repetir el esquema de Yacyretá donde el cierre se hace en una provincia vecina a Misiones que se cuida de dejar aguas abajo ciudades importantes como Ituzaingó y en este caso Santo Tomé, a costa de inundar el territorio de la provincia vecina como si eso fuera menor o secundario.
Si bien pareciera que al decir del recordado Alberto Roth "la represitis" sigue siendo un problema serio en Misiones, existe hoy toda una serie de avances y logros como el plebiscito que deben ser juzgados con grandeza y no con la miopía de ver quién fue la autoridad circunstancial que lo convocó.
 

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