jueves, 2 de diciembre de 2010

Con el agua al cuello

Los oleros de Santa Ana y Loreto no saben qué les depara el futuro. Hace poco más de un año, el crecimiento del arroyo Yabebirí -que desemboca en el río Paraná- inundó varias hectáreas productivas y viviendas en la zona conocida como La Boca del Yabebirí. En el lugar se realizan obras complementarias de represa de Yacyretá.
Santa Ana (Línea Capital/Fotos: Carmen Denti). Los oleros de Santa Ana y Loreto padecen la incertifumbre de no saber qué les depara el futuro. Hace poco más de un año, el crecimiento del arroyo Yabebirí -que desemboca en el río Paraná- inundó varias hectáreas productivas y viviendas en la zona conocida como La Boca del Yabebirí (Santa Ana), afectando a un centenar de familias.
“A pesar de que la Entidad Binacional Yacyretá no nos reconozca, somos todos afectados desde el momento en que el agua se apropió de nuestras olerías”, aseguró Roberto Enrique Keller, ex presidente y uno de los más de 15 oleros que integra la Asociación de Oleros de la Boca del Yabebirí, y que hoy debe recurrir a otras changas para sobrevivir.
Al principio, y en plena campaña electoral de 2009, la ex intendenta renovadora Mabel Pesoa, los ayudó, y prometió que haría las gestiones para que la Eby los reconociera como afectados; pero todo quedó en promesas.
“Cuando creció el Paraná, nos quedamos sin nada y abandonados a nuestra suerte. En aquel momento éramos 64 asociados, con 32 titulares; pero a medida que nos quedamos sin nuestras unidades productivas nos fuimos desmembrando, y ahora somos unos 15 más o menos en la asociación que ahora dirige el olero, Nicasio Lezcano. Además, unas cinco o seis olerías están bajo agua desde octubre del año pasado".

Desatención de la Eby, provincia y municipios

“La Eby intentó corrernos con el agua para no tener que indemnizarnos como corresponde” señalaron desde la Asociación de Oleros, en alusión a una crecida que la Eby -a pesar de tener la zona marcada como área de afectación- deslindó su responsabilidad aduciendo a “condiciones naturales”.
En aquel entonces, estas familias vieron sucumbir bajo el agua sus casas y olerías, con la desatención de parte de la Entidad, el gobierno provincial y los Municipios de Loreto y Santa Ana, comunas que se “pasaban la pelota”, alegando cuestiones catastrales, aunque la mayoría de los afectados son del Municipio de Santa Ana- en cuanto a la responsabilidad de atender a estos habitantes.
El agua fue bajando paulatinamente, pero desde entonces nada volvió a ser igual. Muchas familias, después de perderlo todo y no recibir ninguna asistencia, abandonaron el lugar y rumbearon hacia la zona urbana de Santa Ana, en el desesperado intento de sobrevivir con changas. Los que pudieron quedarse, intentan seguir viviendo del oficio que les dio de comer durante décadas: la fabricación artesanal de ladrillos.
Actualmente permanecen allí a la sombra de varios conflictos: la merma en las posibilidades de producción, el pésimo estado del único camino de acceso que sobrevivió a la inundación, la proliferación de vectores, y la incertidumbre de no saber donde irán a parar y de qué vivirán cuando suba la cota de Yacyretá inundando definitivamente la zona.
"La intendenta Pesoa, cuando se dio cuenta que no podía tener rédito politico, declaró en la Eby que acá no hay oleros, y a partir de ahí hay un abandono total, a veces nos ayuda un poco Cáritas, pero nada más. Como asociación hicimos varios reclamos, en la Eby, la municipalidad de Santa Ana y de Loreto porque el intendente Carlos Portel (FR) también estuvo en las reuniones con nosotros, que junto con la señora Portel prometió ayudarnos; pero fueron palabras vacías. Nos preocupa que el agua avanza dia a dia, nuestra fuente de el trabajo se termina, los caminos son intransitables para trasladar la tierra y el aserrín. Además en Santa Ana con la crecida del agua se termina la materia prima, porque la arcilla buena está allá, en esa zona", relató Keller.

Una vida dedicada a la olería

Ante la inundación del año pasado, en la zona se creó la Asociación de Oleros de la Boca del Yabebirí, el actual presidente es Nicasio Lezcano (60 años) antiguo olero del lugar. Con preocupación, Lezcano expresó la incertidumbre que viven. El hombre comenzó con el emprendimiento hace muchos años, crié a todos sus hijos con este trabajo. “En el 83 esto quedó bajo agua y perdimos los galpones que teniamos, tuvimos que salir, compramos un camionecito y llevamos la tierra afuera para elaborar los ladrillos; después se nos rompió el camión y ya no pudimos arreglarlo, asi que venimo acá a la costa porque este es nuestro trabajo, no sabemos hacer otra cosa", dijo.
Cuando el agua cubra completamente toda la zona, quedarán abandonados. "Nadie nos apoya, ni la Eby ni el municipio. Nos estamos quedando sin trabajo, porque con la crecida se perdieron olerías, y el camino quedó en muy mal estado, es casi imposible sacar la producción. No nos alcanza para vivir ni para mandar a los chicos a la escuela. Muchos compañeros tuvieron que irse al pueblo, ahora anda por ahí mendigando por algo para comer. Nos cansamos de reclamar ayuda y soluciones, y la Entidad sólo intenta dividirnos, seguramente para poder sacar a todos los oleros sin tener que relocalizar, brindar fuentes laborales genuinas e indemnizar como corresponde. Nos quieren correr con el agua”.
Maltrato permanente
Hasta el momento, las familias de la Boca del Yabebirí no saben que será de ellos en el futuro. “Ya intentamos hablar con las autoridades de la Eby, después con el gobierno, en realidad el gobierno y la Eby son lo mismo, trabajan juntos pero para perjudicar a los trabajadores y ciudadanos misioneros, no les importa nada nuestras familias. Estuvimos en las Municipalidades de Loreto y Santa Ana, no nos dieron respuesta, para colmo el gobierno nos envió a la Policía y la Gendarmería para reprimirnos como si fuéramos delincuentes. Y ahora nadie viene a decirnos que pasará con nosotros cuando suba la cota y esto quede bajo agua. Es un maltrato permanente ante los ojos de todos y nadie hace nada”, lamentaron los oleros.
En 2009, la Eby donó a la Municipalidad de Santa Ana un camión para atender las necesidades de las poblaciones afectadas. Pero los oleros de La Boca del Yabebirí cuentan que “el camión de la Eby manejado por el municipio, nos cobra entre 50 y 70 pesos para cargar y trasladar la tierra que necesitamos para trabajar. Cuando se supone que ese camión debe estar a nuestro servicio y gratuitamente”, reclamó Lezcano.

Unos 400 pesos cada 1000 ladrillos

En la olería de Santa Ana, que maneja Nicasio Lezcano se hacen 10 mil ladrillos por mes, para es tarea trabajan tres personas y dos caballos. Cada 1000 ladrillos se pagan 400 pesos, el camión que lleva la carga de aserrín le cobra 189 pesos a la olería, y el flete corre por cuenta de la unidad productiva. Preferentemente los ladrillos los compran los particulares, personas de Oberá, Bonpland ó Santa Ana.

1 comentario:

  1. Buen día!

    Ojalá que aparezca una solución a la brevedad para este tipo de problemas. Los oleros es gente que trabajó siempre con la dignidad que los caracteriza.
    Esperemos también que las fuentes de trabajo como éstas, tan buenas para la comunidad como para el crecimiento de la economía local, no se dejen de lado.

    Damos un grito de aliento a estos Misioneros responsables!!

    Gracias por informar y difundir las noticias :)

    ResponderEliminar